24 de noviembre de 2012

Caducidad en los productos



Vivimos en una era consumista, y aceptemos que por mucha crisis que nos invada esto va a seguir siendo así. O decirme si alguna vez no habéis comprado algo porque simplemente os apetecía... ¿nunca?¿nada?
No vamos a debatir si luego nos arrepentimos o no, o qué personas son más consumistas. El hecho es que tenemos que evitar comprar algo si existe otro producto que lo sustituye perfectamente, y más si nos estamos refiriendo a productos que van a estar en contacto directo con la piel.
La expresión ¡Hay que cuidarse la piel! no significa que tenemos que tener cien tipos de cremas distintas para cada momento del día, y aquí entra la parte en la que hablo de mi experiencia.
He podido contar más de 20 tipos de cremas en mi cómoda...y lo cierto es que NO me da tiempo a utilizarlas todas, IMPOSIBLE. Y si, cada una es para algo distinto, y a veces todavía digo: ¡Jobar, no tengo algo para las rojeces...! Luego acabo riéndome, y diciéndome que no puede ser...
No caigamos en ese error, no se trata de tener muchas cremas, si no de tener la adecuada. Porque no olvidemos que como en los alimentos, la cosmética tiene un periodo "óptimo" después de la apertura, o fecha de caducidad, y a veces una crema caducada no sólo deja de hacer su efecto sino que puede hacer daño en la piel.
Para evitar que esto nos pase, os digo lo que yo hago:
1. Siempre me fijo en el tiempo que tiene de vida el producto. Desde Marzo de 2005, los cosméticos llevan en el envase el plazo de tiempo durante el cual pueden utilizarse sin riesgos después de la apertura. Para productos que pueden mantenerse abiertos más de 36 meses, no tiene por qué ponerlo.
2. Como no sabemos cuando vamos a utilizar el producto, el símbolo de un bote abierto junto a la abreviatura M, indica la fecha de su duración una vez abierto en meses.Para no olvidar cuándo lo he abierto, anoto con un rotulador permanente la fecha al lado.
3. Cuando algo cunde mucho, me da pena tirarlo tan pronto. Espero más tiempo, aún sabiendo que el efecto no será el mismo, y cuando ya lo veo conveniente, (más o menos un par de meses después) lo tiro.
Cada producto tiene un envase distinto, lo que hace que el aire entre en contacto con el cosmético de manera distinta. Por eso, las monodosis o los aerosoles no tienen este problema.
Si evitamos o nos quejamos de que un producto lleva alcohol, tenemos que tener en cuenta que el alcohol hace que el producto dure más, por lo contrario, altos contenidos en agua  hacen que proliferen mayor número de microorganismos.
4. Si no ha pasado el tiempo que marca y notamos que huele mal, o tiene una textura diferente (por ejemplo, se separa el líquido de la crema) inmediatamente a la basura.
La moraleja que saco de todo esto una vez ya tirados varios, es que me he gastado el dinero en algo a lo que no le he sacado productividad, y que no hablamos de 2 €, que la cosmética o el maquillaje no son productos baratos como para encima desaprovecharlos. Por ello, mi consejo es que si tienes algo al que le das el mismo uso en casa, espera a gastarlo;  y no pasa nada si está de oferta, el dinero que tirarás como lo abras a la vez que el que tienes, no te compensa.
Espero que os haya servido. Nos leemos pronto. Un beso

No hay comentarios:

Publicar un comentario